La inteligencia artificial es la tecnología más de moda de las últimas temporadas: desarrolladores de smartphones, compañías de ciberseguridad y de todos los ámbitos de la tecnología están incorporando técnicas de machine learning e inteligencia artificial a sus productos ya sea para mejorar el rendimiento de una aplicación, reconocer rostros en un vídeo, o para defenderte de un ataque de phising. En el caso de Sage, el desarrollador de soluciones para la gestión empresarial, hace ya más de dos años que se embarcaron en el desarrollo de tecnologías de inteligencia artificial aplicadas a sus programas que vieron ya la luz hace algún tiempo en forma del asistente “Peg” que permite “conversar” en lenguaje natural para realizar funciones comunes con las aplicaciones de gestión. En la última edición del evento Sage Sessions celebrado ayer en Madrid, hemos podido conversar con Susana Durán, Directora Mobile & Bots CoE de Sage, cuya investigación en estas disciplinas se hace además desde España, en las oficinas de SAGE en Barcelona.
Susana Durán es directora de la división de movilidad e inteligencia artificial de Sage, cuya investigación se realiza desde Barcelona con un equipo de 25 personas, al que se suman otros investigadores del resto de países que cubre la compañía.
En la entrevista, Susana Durán nos explica las últimas funcionalidades inteligentes que se están integrando en las aplicaciones de Sage, el tipo de tecnologías de terceros que usan para el reconocimiento del lenguaje, y cómo funcionarán sus asistentes con otros como el Alexa de Amazon. Con Susana Durán, repasamos también algunos de los aspectos más interesantes que tienen que ver con el desarrollo de la inteligencia artificial y sus posibles consecuencias, éticas, sociales y económicas.
Como explica Susana, aunque estamos lejos de que la inteligencia artificial pueda ser un peligro hay que ponerle ya límites, y asegurar que siempre esté controlada por los humanos para evitar consecuencias negativas, que ya se han visto en ejemplos como los “bots” que sin un control se convierten en machistas o xenófobos al absorber información de redes sociales.
