Por todos es conocido que Android, el sistema de Google, tiene un problema: la fragmentación y es que, el hecho de que las actualizaciones no dependan directamente de Google hace que entre los usuarios de este sistema (el más utilizado del mundo), hay una gran disparidad entre la rapidez con la que se llevan a cabo las actualizaciones.
Esta cuestión provoca que, por ejemplo, sólo un 7,5 por ciento de los usuarios utilizan la última versión del sistema Android 6.0 Marshmallow, según afirman los últimos datos revelados por Google. Y esto, teniendo en cuenta que estamos a pocos meses de que Android 7 vea la luz.
Los datos publicados por la multinacional estadounidense muestran, sin embargo, una noticia positiva, y es que a pesar de lo bajo del porcentaje de Android 6.0 Marshmallow, su crecimiento en el último mes ha sido bastante llamativo. Si atendemos a las versiones más utilizadas, el mayor porcentaje de usuarios pertenece a Android 5 Lollipop, que todavía es el sistema que equipan de serie muchos terminales del mercado (de hecho, sigue destacándose que un smartphone salga con Android 6) con un 35,6 por ciento de cuota.
Otro de los aspectos llamativos es la cuota que siguen ocupando las versiones 4.1 hasta 4.4 (es decir Android Jelly Bean y KitKat) cuya suma alcanza más de 50 por ciento, del cual, el 32 por ciento pertenece a KitKat. Por su parte, las versiones más antiguas (Ice Cream Sandwich y Gingerbread) suman sólo un 2 por ciento cada una, al tiempo que la 2.2 Froyo casi está desaparecido con un 0,1 por ciento del total.
Como puedes imaginar, esta fragmentación va ligada a la complejidad que añade al ecosistema la necesidad de parches de seguridad específicos y, sobre todo, el hecho de que la comunidad de desarrolladores, ha de asegurarse de que sus aplicaciones funcionen en dispositivos con distinto hardware, tamaños de pantalla, etc., y preocuparse, además, de adaptar los programas a las versiones más utilizadas del sistema, que como ves no son pocas.
Las actualizaciones de sistema sólo dependen de Google en los terminales Nexus, en el resto de teléfonos, las actualizaciones dependen del fabricante que puede haber hecho modificaciones o usar personalizaciones muy elaboradas, y a su vez del operador que puede requerir también introducir modificaciones en el sistema. Si a esto le añadimos que muchas veces, los fabricantes y operadores tienen poco interés en actualizar teléfonos que ya han vendido y su prioridad es desarrollar las nuevas versiones para los terminales que van a lanzar al mercado, el problema no parece que vaya a solucionarse rápidamente por lo que solo nos queda esperar cómo se desarrolla la adopción de la nueva versión que Google prepara para este verano y ver cómo afecta a esta fragmentación.
