Actualmente, el mayor esfuerzo en la búsqueda de la inteligencia artificial se centra en el desarrollo de sistemas de procesamientos de datos que sean capaces de imitar a la inteligencia humana, realizando tareas que requieran aprendizaje, solución de problemas y decisiones.
A día de hoy, parece que la única forma de avanzar en los proyectos de inteligencia artificial que están en marcha es imitar el funcionamiento de las neuronas. Por ello, IBM ha puesto en marcha un sistema de 500 neuronas artificiales con tecnología de cambio de fase que abre la puerta a la siguiente generación de inteligencias artificiales. Con el desarrollo de esta tecnología, en IBM quieren simular el funcionamiento de los cerebros orgánicos de una forma que nunca antes habíamos conseguido.
Ya hace unos meses, este gigante tecnológico consiguió crear chips de memoria de cambio de fase a un precio similar al de la RAM actual. Y es que esta tecnología permite almacenar datos de forma no volátil, es decir, sin que estos desaparezcan al apagar el dispositivo. Los datos residen en la estructura y en su patrón relacional tal y como lo hacen las neuronas con el cerebro. En los cerebros reales, cada neurona es única y va desarrollándose progresivamente, por lo que el sistema siempre introduce cierta aleatoriedad en los resultados.
Por eso, el reto era combinar esas nanoestructuras complejas con un consumo energético razonable, materiales comunes y un comportamiento relativamente aleatorio, algo que acaba de conseguir IBM con su nueva tecnología. Y es que, las nuevas neuronas de IBM ya no solo imitan el funcionamiento de las células naturales, sino su estructura. Como ellas, tienen entrada (dendritas), membrana, soma y axón (salida).
Para sustituir a la membrana, las neuronas artificiales usan unas células GST, que están hechas de antimonio, germanio y telurio. Este material es el principal componente activo de los discos ópticos regrabables y es lo que permite el cambio de fase. La verdadera inteligencia artificial, se evidenciará cuando no seamos capaces de distinguir entre un ser humano y una máquina, pero si IBM sigue avanzando a esta velocidad, puede que ese día no esté tan lejos.
