Una de las quejas más habituales en telefónia en los últimos años es que “casi todo parece lo mismo. Apenas hay distinción entre modelos”, esta es la opinión que comparte Tom Moss, uno de los fundadores de Android que, tras abandonar Google, y con esta visión tras crítica sobre la industria, decidió ofrecer algo diferente al mercado. Así, tras unirse a Scott Boyle, un premiado diseñador de HTC, fundaron Nextbit (una empresa que cuenta con 33 trabajadores y que acaba de sacar al mercado su primer terminal: Robin.
La ambición de esta empresa era hacer un móvil que se distinguiese del resto de los que podemos encontrar en el mercado, por dentro y por fuera, por lo que Robin es un smartphone unibody, con acabado plástico y una pantalla de 5,2 pulgadas. Equipa un procesador es el Qualcomm 808, una cámara trasera de 13 MP y una frontal de cinco e incluye el chip NFC para poder usar Android Pay. Cuenta con 32 GB de memoria interna pero su objetivo, y mayor diferencia respecto al resto de terminales que conocemos, elimina por completo el problema del almacenamiento al incluir 100 GB más en la nube.
La propuesta funciona de la siguiente manera: “lo que hacemos es analizar qué se usa más y tenerlo en el móvil. El resto pasa a la nube. Se trata de una gestión inteligente que hace que se optimice la memoria y se tenga acceso a todo de manera inmediata”. Así, Robin se encarga de ir subiendo todo el contenido al espacio privado en la nube (todo cifrado) y no solo con la idea de hacer una copia de seguridad, sino también para llevar a cabo una gestión inteligente del almacenamiento. En función del tipo de uso que se haga del móvil, el sistema irá subiendo aquellas apps que no se usen a la nube y luego el usuario podrá descargarlas mediante un solo toque si quiere volver a utilizarlas, siempre y cuando tengamos conexión a Internet claro.
Para conocer si este experimento tendría demanda real crearon una campaña en Kickstarter. “Nos servía para conocer de manera real la demanda que puede tener, para demostrar que no es algo fruto de nuestra imaginación” y por lo que parece acertaron de lleno porque, en la primera semana ya tenían más de 10.000 unidades compradas. Robin ya está a la venta, en dos colores diferentes, en 40 países aunque solo puede adquirirse online por 399 dólares.
El fundador de la compañía espera tener un alcance global en los próximos años y se atreve incluso a afirmar que “poco a poco se va a ver nuestra propuesta como un acierto y nos van a imitar”. Veremos si realmente lo consiguen hacerse un hueco en el mercado de la telefonía móvil.
